martes, 8 de mayo de 2012

IV. No son ilusiones, es la realidad.


Aquello seguía. La lucha era realmente dificil, por que a pesar de que fuéramos muchos, el dragoncillo no era moco de pavo. La bibloteca estaba envuelta en llamas, las cuales intentaban ser apagadas por Winter lo antes posible debido a que él, con sus poderes, podía. El enorme dragón rojo seguía escupiendo llamas como si de un mechero fuera, parecía que le había cogido el gusto a ello.

- ¡Joder, cierra el grifo ya! - Exclamó Lyon mientras daba golpes a su boca, haciendole bastante daño a los feroces dientes, lo cuales estaban comenzando a resquebrajarse mientras Ragna iba detrás de él y clavaba su lanza en uno de sus ojos.

Bianca seguía tendida en el suelo, con el uniforme realmente chamuscado, al igual que todos. Todos daban todo lo que podían. Matt formó con los dos boomerangs uno más grande, cuyos bordes se habían convertido en pequeños filos de metal y con ellos había comenzado a atacar el cuello del feroz. Winter congeló sus fauces para que no volviera a abrir su boca y un gran golpetazo fue dado por Lyon en la cabeza con la llave inclesa, así dejandolo bastante aturdido. Leslie aprovechó para lanzar una gran ráfaga de viento y ese acabase cayendo del edificio.

Todos se asomaron para ver como caía, pero el dragón solo comenzó a brillar y desapareció. Acabó convertiéndose en un rayo de luz de color rojo que fue depositado en un pequeño frasco de cristal, en manos de Lexandra, pero aquello no fue visto por nadie.



Abrí los ojos y conseguí levantarme, pero de alguna manera estaba demasiado débil y sentía que no era yo. Miré a mi alrededor y la biblioteca había... bueno, no había nada, solo escombros y sillas, mesas y estantes rotos. También habían hojas quemadas y libros por el suelo.

- ¿Qué ha pasado?. - Ladeé la cabeza mirandolos a todos, uno a uno.

- Un dragón se ha posado ahí y como estaba con la regla ha empezado a quemarlo todo. -Dijo Matt, como si fuera lo más normal del mundo y bastante maravillado.



-Es una historia larga de contar, ni yo mismo me la he creído, pero será mejor que nos vayamos de aquí.- Dijo Winter mientras señalaba hacia fuera. La policía había llegado y si nos encontraba aquí a todos, sería demasiado dificil explicar todo esto.- Venid, acercaros. 

Todos nos juntamos y este, chasqueó los dedos. En un abrir y cerrar de ojos nos habíamos teletransportado a su casa, exactamente en su cuarto, en el centro de la habitación. Fue una sensación bastante rara, pero todos nos sentíamos mareados de alguna manera.

- ¿Cómo lo has hecho? - Preguntó Matt con interés.- Nunca me habías contado de esto.

- Es algo que prefiero ocultar, si me permitís... - Sonrió y fue interrumpido por el movil de Ragna.

- Mirad, si me ha dejado. -Comenzó a reirse el solo tras mirar un mensaje que había recibido.- Será cerda. - Tras eso último, su risa se volvió algo más sonora y a la vez contagiosa. Acabamos riéndonos todos.

- ¿Por qué tanto alboroto? - Abrió la puerta una chica de mayor edad, cuyo aspecto era similar al de Winter pero su pelo era azul oscuro. Winter hizo un gesto con la cabeza, bastante serio y ella accedió a la habitación.-

Winter y esa chica, que supongo que era su hermana, empezaron a cuchichear algo más alejados de nosotros y mientras ellos hablaban, nosotros comenzamos a soltar tonterías.

- Me aburro demasiado y quiero meterme con vosotros... - Dijo Matt interesado.- ¿Qué tal vais de amores?

- Yo acabo de dejarlo con un animal. - La risa floja se escapaba de los labios de Ragna mientras seguía enseñando aquel mensaje tan patetico. 'Tu, yo, final, end, chao.'

- ¿Y tú, Leslie? ¿Te mola alguien? - Alzó ambas cejas el peliblanco.

- ¿Eh? -Se notó como aquello le había pillado por sorpresa.- Me interesa alguien, pero no pienso deciroslo. - Tras acabar de decirlo, me miró y esbozó una sonrisa mientras iba acercándose poco a poco a su objetivo y acababa apoyando su cabeza sobre el hombro de él, cerrando los ojos.- Estooooy muuuuy cansada. 

- ¿Lyon? ¿Bianca? - Al parecer, era nuestro turno.

- Ese tema es una tontería, el amor no existe ni nunca existirá, ademas, no tengo sentimientos. - Exclamó Lyon bastante serio, se levantó del suelo y se tumbó en la cama del cuarto con un gran suspiro.-



- ¡Pues yo opino lo contrario! -Salté.

- Tú siempre opinas lo contrario que yo, chiquitaja. - Contestó el pelinaranja desde la cama de Winter.-

- ¡Mentira! - Comencé a picarme y me puse en pie.

- Vale, ya ya, dejen de hacer escándalo, hay vecinos. -Nos llamó la atencion la chica y nos miró.- Tengo algo importante que comunicaros.- Hay alguien entre vosotros que juega con vuestros corazones. No os lo toméis a risa, ese dragón no era ninguna ilusión. 
Cada persona posee oscuridad en su corazón. Esa especie de 'oscuridad' se le llama Krad. El Krad se acumula cuando uno se siente solo, deprimido, o de alguna manera se rechaza a sí mismo, por lo que su persona desarrolla otro ser y si se quiere sale a la luz, en este caso, ha sido el dragón. Normalmente estas cosas no ocurren, pero hay una persona de cada mil que nace con el poder de controlar el Krad de las personas, y es eso a lo que yo me dedico.

lunes, 7 de mayo de 2012

III. La ira del dragón

Volví a mi casa cansada, arrastrando casi los pies mientras miraba mis alrededores. Después del incidente de la pintura estaba muerta, aquello se había convertido en la fiesta de los colores, de hecho hasta tenía restos de pintura azul por mi cara. Suspiré, como ya dije, cansada, se me hacía pesado hasta el cartapacio que cargaba y la mochila, que apenas tenía libros, también se me hacía horriblemente pesada. Cerré por un momento los ojos y me llevé a alguien por delante que parecía venir corriendo desde la dirección contraria. ambos nos tropezamos, mi cartapacio salió volando y millones de hojas comenzaron a llover por el cielo. Eso sí, la caída nos había dejado a esa persona y a mi en una posición un tanto comprometida. Yo, ruborizada, con el uniforme descolocado y en el suelo y esa persona, encima.

- ¿Tú no miras por donde vas, pelirroja? - Dijo, una voz que se me hizo familiar, pues todavía no abrí los ojos.

- ¡Discúlpate al menos! ¿Quieres? -Chille y al abrí los ojos me sorprendí al ver la figura de cierto pelinaranja que se sentaba cerca de mí en clase. Cuando me dí cuenta de aquella posición tan comprometida, comencé a sonrojarme y desvié la mirada, pero ¿por qué me sonrojaba? Nunca me fijaría en alguien como él.

- Reláaajate. - Lyon me clavó con sus ojos rojos y me acarició la barbilla.- Venga, ronronea, pss, pss*, ya estáaa...
[*] Léase como sonido que hacen las personas para atraer/llamar/mimar a los gatos


- ¡P-pero...! -Aparté su mano de mi barbilla y me levanté poco a poco para ir a coger los papeles que se habían caído.- Déjame en paz...

- Hasta mañana. - Rió, levantándose y con dos dedos que dirigió a su frente, se despidió.-

Pasé la tarde dándole vueltas al por qué me sentía tan nerviosa cuando él estuvo cerca, sí es cierto que era un chico que realmente siempre me había atraído, y su físico tampoco estaba mal, pero... pero... ¿por qué? Dudo que llegase a ser amor, pero tenía toda la pinta de ser un principio...
Pensándolo ahora, mañana tenía castigo. Dos horas en la biblioteca, encima con mi hermana. Fui a su cuarto por curiosidad de ver qué hacía, pero no estaba. Entré y vi que tenía el portátil encendido, con una foto de ella y Ragna besándose. Me seguí fijando y en una esquina ponía la fecha, era de hoy. Todo esto era realmente raro, pero conociendo a mi hermana no debería extrañarme.
Seguidamente, la reina de Roma entró en la habitación con una toalla enrollada al pelo y una mascarilla en la cara, la cual parecía que le habían escupido en la cara y dos rodajas de pepino colocados en los ojos.

- ¿Qué haces invadiendo mi territorio? -Preguntó.

- ¿Cómo es que aún no te has dado una hostia con esos pepinos en la cara? - La señalé, comenzando a reirme a carcajadas.

- Me preparo para una cita con Ragna. Ahora es mi novio. - Sonrió y se quitó los pepinos.- ¿No es un chico fantástico? -Juntó sus manos a su pecho y comenzó a parpadear.- Esos bellos ojos rojos que cada vez que me miran, me hacen sudar, con ese pelo tan oscuro y sedoso que cada vez que gira la cabeza brilla como si fuera.. como si fuera... una cosa que hace cosas y esos piercings que lo hacen todo un chico rebeldote

- No, no te esfuerces, describir personas no es lo tuyo. - No podía evitar seguir riéndome de aquella situación, era patético.

Las horas pasaron y ya Lexandra salió de casa. No volvió hasta las tantas, pero a mi realmente no me importaba, así que me metí al ordenador para pasar el rato y sorprendentemente, me habló Leslie.

*Leslie~ dice: Sé que aún no nos conocemos mucho, pero necesito tu ayuda.
♥Bianca dice: ¿Qué pasó? 
*Leslie~ dice: ¿Es verdad lo de tu hermana y...? 
♥Bianca dice: Ah, por desgracia así es... xD
*Leslie~ dice: ...A mí me gusta él, bueno, realmente no me gusta, su actitud de 'Hola, soy potente' me argarg, pero tiene un algo que me gusta.
♥Bianca dice: Ideemos algo para mañana, en la biblioteca. Ya sabes, algo para joderla~
*Leslie~ dice: ...Me empiezas a caer muuuuy bien. 

Por fin llegó aquel día deseado. Nunca había deseado tanto que un castigo llegara, era el momento de vengarme de Lexandra. Las clases las pasé hablando con Matt, Winter y Leslie para idear algo que sirviera. Teníamos el plan perfecto. La hora del castigo llegó y ya todos estábamos sentados en nuestros respectivos sitios, estabamos algo separados entre nosotros. Algunos no hacían nada, otros leían un libro y yo esperaba a mi hermana para ver el panorama.
Hacia la biblioteca se va bajando unas escaleras. Un ratón falso ya colocado en uno de los escalones apareció, y sus chillidos comenzaron a sonar por toda aquella zona. Cuando abrió la puerta, un precioso cubo lleno de agua cayó sobre ella y su precioso pelo planchado y cara maquillada se fueron al traste, cuando siguió caminando, el ratón seguió rondando por ahí y por lo que siguió chillando como una loca y acabaron echándola de la biblioteca. Lo más divertido fue una risilla por parte de Leslie, parecida a un 'shesheshe'.  Miré hacia atrás y observé como Leslie se había levantado para ir al sitio de Ragna.

- ¿Podrías explicarme esto? No lo entiendo y el examen es mañana... -Dijo la chica mientras se juntaba un poco a él y señalaba el libro. Me fijé en Ragna, el cual asintió con la cabeza encantado y se le notaba algo ruborizado.

Desvié la mirada y Lyon estaba durmiendo a pierna suelta. Sin querer queriendo, me quedé algo embobada fijándome en el y comenzando a pensar cosas que no deberia pensar alguien que no está enamorada. Noté que mis mejillas enrojecían, asi que decidí agachar la cabeza y desviar la mirada.
Por desgracia, comencé a notar como el palpitar de mi corazón era cada vez más intenso. Lo notaba por todo el cuerpo y comenzaba a marearme. Comencé a gimotear de dolor y a agarrar mi cabeza con fuerza. Entreabrí mis ojos y solo pude ver la figura de mi hermana, con la mano extendida y con una sonrisa malévola.
Unos segundos más tarde un dragón apareció en el instituto, aterrizando como objetivo en la biblioteca y rompiendo así las amplias cristaleras que habían por ventanas y parte del techo, dejándolo todo hecho un asco, lleno de escombros. El dragón dio un rugido que se oyó por toda la zona e hizo que un aura roja lo envolviese, y mientras el rugía, yo comenzaba a chillar de dolor y era misma aura comenzaba a rodearme, pero acabé desmayada.

- Pero bueno... -Dijo Winter con los ojos bien abiertos.

- Me caes mal, me has despertado de mi siesta. -Se levantó Lyon de la silla y sacó una llave inglesa de un tamaño considerable.

- Quédate aquí, es hora de jugar con el lagartito. - Le ordenó a Leslie el pelinegro, pues la cual estaba algo asustada. Cogió un pequeño bolígrafo el cual acabó convirtiéndolo, no sé ni como, en una gran lanza de gran longitud.-

Matt sacó dos boomerangs de gran tamaño y Leslie también se animó a luchar, haciendo que las sillas y las mesas de los alrededores volasen hacia el dragón. Winter, tocaba música con su guitarra y haciendo que esta musica que convirtiera en un horrible estruendo para sus oídos. Todos luchaban contra aquello que había aparecido sin razón, pero había una pequeña idea de que salía del corazón de Bianca.

lunes, 30 de abril de 2012

II. Colores, muchos colores.


Era el turno de nuestra presentación. Nunca me había gustado, esto de levantarse y decir tu nombre hacia toda una clase no me hacía ninguna gracia. La presentación comenzó, fueron levantándose uno a uno de su silla, diciendo su nombre y algo de su persona. Tras pasar un rato, llegó el turno de Winter.

- Buenas, soy Winter Frost y... -encogió sus hombros, pues realmente ni había pensado qué decir.- estaré encantado de conoceros. -Ahora, era el turno de aquella chica peliblanca, de la cual, no sabíamos su nombre.

- Yo soy Leslie Coperfield y soy nueva por aquí... -Esbozó una sonrisa, la cual nos dejó a muchos embobados.- me costará un poco integrarme, pero, para lo que sea, estaré aquí. -Seguidamente, se sentó, y empezaron a oirse algún que otro cuchicheo.

- ¡Hey! ¡Mi turno! -Comenzó a reirse el peliblanco, él solo.- A mí ya me conocéis, soy Matt K. McDowell, y será un honor conoceros, sobre todo a vosotras, chicas. - Con estas, Matt guiñó un ojo y dirigió su mirada a todas las féminas de la clase.-

- Yo... soy Bianca Minamoto. -Me había quedado en blanco, así que hice tiempo echándome un mechón de pelo rojo por detrás de mi oreja y sonreí a todos los que me miraban.- E-Es un busto conoceros. -La gente comenzó a mirarme raro, se me había trabado la lengua al hablar, así que me puse aún mas nerviosa, pero a todas estas Matt se levantó.-

- No os riais de ella, la pobre está algo nerviosa, ¿verdad que sí? -Me dio un pequeño codazo y asentí con la cabeza, acabando por sentarme.-

- Yo soy Ragna Redfield y no es un gusto conoceros. - Se sentó nuevamente mientras miraba con algo de asco a la gran mayoría de la clase y volvió a poner su posición de antes, con las piernas encima de la mesa.

- A mí quien me moleste le pateo el trasero. Lyon Redfield, por cierto. - Resopló asqueado, al igual que su hermano y comenzó a hacer monigotes en su mesa, con un lápiz.-

Tras un buen rato, acabaron de presentarse todos y comenzaron a leernos, como cada año, las normas del instituto. Como la mayoría pasaba de ello, cada uno fue a lo suyo, pero un gran portazo nos sorprendió a todos por parte de... mi hermana.

- ¡Holaaaaaa!~ -Dijo Lexandra, con una energía increible, pero que a mí, por ejemplo, me ponía de los nervios. Es horrible tener una melliza que comparta parte de su físico contigo, lo que ella lleve 5 kilos de maquillaje, lleve la falda por el ombligo y que encima tenga su cuerpo más visitado que la Torre Eiffel. Ahora, fijándome en su cara, es totalmente artificial, intenta poner caras de película para parecer una perfecta actriz y fingir ser alguien que no es, pero no voy a entrar en detalles, quien la conozca, sabrá a qué me refiero. Menos mal que tenemos alguna que otra diferencia, una en los ojos, pues ella los tiene violetas y un lunar que posee cerca del labio.-

- Mira, si parece que tiene un jodido graffiti en la cara. - Comentó Lyon por lo bajo.


- Llegas tarde. - Comentó nuestra profesora alzando la mirada.-

- ¡Me entretuve por el camino! -Decía, con su típica voz irritante mientras parpadeaba varias veces con esas pestañas tan falsas y llenas de rimel.

- Vaya que si se entretuvo, si tiene cuarenta minutos de retraso. - Comenzó a reirse Winter.

- Ohh... veo que no hay sitio para mí. -Alzó la vista mirando todos los asientos de la clase, los cuales estaban ocupados.- Bueno, no importa, creo que este es un buen sitio... 

Tras salir esa última frase de los labios requetepintados de rojo de la chica, se dirigió al fondo de la clase y se sentó, con las piernas estiradas en las mesas de Ragna y Lyon. Eso sí, al llevar la falda tan corta a estos dos chicos les proporcionaba una gran vista de su ropa interior y, por qué no negarlo, a ambos se les fueron los ojos.

- ¡Pero bueno! ¡Encima que vienes pintada como una mona te atreves a ejercer de prostituta en un instituto! -Se levantó Leslie dandole un buen golpe a la mesa y así formando un gran vendaval que recorrió toda la clase. Parecía que había entrado un huracán por ahí, por que hojas, bolígrafos e incluso mochilas habían volado. La gente comenzó a cuchichear, pues no había ni una ventana abierta y resultaba bastante sospechoso.-

- ¡Tranquila, no molesto más a tus queridos pretendientes! -Decía ella mientras acariciaba una de las mejillas de Ragna, la cual acabó por besarla, dejando restos de pintalabios y luego se bajó de las mesas. Sentía vergüenza ajena, hasta que por fin dejó el papel de animal, y comenzó a comportase como una persona de raza humana hasta que trajeron una mesa y una silla para ella.-

Tocó la hora del recreo. Yo me senté en medio del patio, junto Winter y Matt. Aquellos dos chicos estaban hablando con Leslie, parecía que comenzaban a llevarse. ¿Lo primero que vino a mi cabeza? Aquel suceso del viento en clase, estaba al 100% segura de que fue ella. Seguí mirando a mi alrededor y, como no, mi hermana se había llevado consigo a Ragna. Tengo miedo de lo que podría pasar por la mente de mi hermana en aquellos momentos.

░░░░░░░░░░░░ En otro lugar... ░░░░░░░░░░░░░░░░
- Esa chica puede llegar a ser peligrosa. Al igual que los de su alrededor podrían desarrollarlo
- ¿Por qué lo dices?
- Su corazón no es puro, no es como una persona cualquiera.
- ¿Y qué más da? Vive como una humana normal, si esa impureza no se altera no molestará a nadie.
- Ya mucho nos ha costado borrarle la memoria como para ahora vuelva a suceder lo mismo de hace tres años.
- ¿Te refieres a...? 
- Sí, cuando encerraron al Clariente Rojo en su corazón.
- ¿No hay alguna manera para arrebatarsela? Tengo una idea para su uso. 
Bien, vas por buen camino, sabes por donde voy.
░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░░

Tras acabar el recreo, nos han mandado a la clase entera pintar un mural que se encontraba en el patio. Hacía tiempo que no pintaba con pincel así que no sabría como me quedaría aquello. Estábamos por grupos, asi que comenzaron a pintar Ragna, Lyon y Leslie, aunque por desgracia se les acopló Lexandra. Comenzaron a pintar con colores muy variados, la verdad es que se les daba bastante bien. Matt, Winter y yo nos pusimos a pintar el otro extremo.

Ragna y Leslie parecían hacer buenas migas, se habían conocido en el recreo y no paraban de hablar y reirse. Ahora estaban hablando mientras pintaban, uno junto al otro mientras Lyon miraba el mural algo más pensativo de lo normal, de hecho, era raro que no hubiera dicho nada hoy que hiciera que la clase se revolucionase.

Leslie comenzó a reirse, al parecer Ragna había contado algo divertido, pero para su desgracia, un bote de pintura verde había caido sobre ella, manchando su cara, parte de su pelo y el uniforme entero por culpa de cierta pelirroja insoportable. - ¡Lo siento, perdona! ¡Qué fallo~! 

- Uy, sí, QUÉ GRAN FALLO, por que ahora tu vida está en juego. - Una sonrisa macabra dibujó sus labios, asi que metió una brocha de gran tamaño en el bote de pintura negra  y luego comenzó a zarandear sobre ella dicha brocha.


- ¡No me manches de negro! ¡Que oscureces mi figura! - Comenzó a chillar la culpable de todo esto. Esta contraatacó manchando a Lyon y a Ragna, los cuales se pusieron como furias y aquello acabó como una guerra de pintura, pues nosotros también acabamos manchados.

¿Cómo acabó? Nosotros, como si hubiese venido un unicornio y nos hubiese cagado encima. La profesora nos castigó a los siete para limpiar todas las aulas. Mi hermana llorando, Leslie como una furia y más de uno se quedó con ganas de seguir con la pequeña guerra.

domingo, 29 de abril de 2012

1. Sencillo, un día cualquiera.


- Bianca, despierta, hoy es nuestro primer día. - Oí la voz de mi hermana, Lexandra, cuya voz irritante intentando ser dulce, me despertaba.
- ¿No, en serio? Gracias señorita obvia. -Abrí mis azulados ojos y salí de la cama para alejarme de aquella 'cosa' pelirroja con mi misma sangre.- Por cierto, sal de mi cuarto.

Abrí el armario de mi cuarto para buscar el uniforme de mi instituto. Las vacaciones de verano ya han acabado, ahora tocan 9 meses de arduo estudio y comederos de cabeza, pero qué le iba a hacer. Tras coger el uniforme que se componía de una camisa blanca, corbata negra, suéter negro y falda a cuadros blancos y negros, fui al baño para cambiarme y seguidamente me miré al espejo con mis azulados ojos. Mi pelo, rojo cual cereza y largo no se veía bien hoy, me daba pereza peinarlo y esforzarme en ello, asi que me limité en hacerme dos coletas altas.

Tras salir del baño, decidí ir a la cocina para pillar algo de desayuno. Realmente no tenía mucha hambre, así que solo cogí un par de galletas y salí de mi casa, cerrando la puerta de la entrada con un portazo y dejando a mi 'adorada' hermana atrás.

Caminé lentamente, manteniendo una galleta en la boca mientras miraba la hora de vez en cuando, para ver si no me estaba retrasando demasiado. Mientras caminaba, miraba al suelo con una leve sonrisa, y chapoteando los charcos del suelo que habían quedado tras la fuerte lluvia de anoche. Pensándolo mejor, quizás no sea tan malo esto de volver a ver a mis compañeros de clase.



Por el camino me encontré a Matt, un chico con el que me empecé a llevar el año pasado, pues estuvo en mi clase. Comenzó a contarme su fantástico verano, todas las cosas que había hecho y la gran cantidad de gente que él había conocido. En cierto modo, le envidiaba, siempre había sido popular a donde quiera que fuese, y por ejemplo, mi verano no ha sido tan emocionante como el suyo, de hecho, ha sido uno más, ni mas ni menos especial que el resto.

-¿Qué tal te ha ido a ti?.- Me preguntó el peliblanco mientras me miraba con sus ojos azules.

-Nada fuera de lo común. -Encogí mis hombros y no le mostré importancia.

-Bueno mujer, tampoco hace falta ponerse así. -Comenzó a reirse.- Voy a buscarte un novio para que te eche un polvo y te quite toda la sosería. 

-¡Gracias, supongo! -Dije, procurando resaltar el tono irónico, pero acabé riéndome también.

Llegamos al instituto, y en la entrada me vi a una chica que, en la cantidad de años que llevaba estudiando en ese centro, no había visto en mi vida. Era también peliblanca, como Matt, pero era distinta, de hecho, parecía un angel. Su piel pálida y sus ojos azules y brillantes se cruzaron con los mios y me quedé perpleja. Mientras su pelo liso y perfecto ondeaba con el viento, ella desvió la mirada de nuevo y siguió caminando para entrar en su clase.

Nos dirigimos a donde se encontraban las listas de las clases, donde estaríamos cada uno de nosotros. A Matt y a mí nos había tocado en la misma clase, luego llegó Winter, un chico de pelo negro y ojos azules con el que también me llevaba bastante bien.

-¡Heeey!~ Nos ha tocado a los tres en la misma clase, otra vez. -Llegó, más enérgico que de costumbre y nos despeinó a los dos.

Tocó la sirena y fuimos a nuestra clase, 1ºD. La clase era como una cualquiera, pizarra enorme, mesas y sillas de color negro y tanto el suelo como la pared y las cortinas, eran blancas. Las mesas estaban de dos en dos, por lo que Matt y yo nos sentamos juntos al fondo de la clase y Winter justo delante nuestro, sin pareja, pero para su sorpresa, al lado de este se sentó la peliblanca que antes mencioné, sí, aquella que parecía un ángel.

-Con permiso.- Dijo la chica, con una voz no muy aguda, pero sí bastante femenina y tranquila mientras dejaba sus cosas en aquel lugar y se sentaba.

Nosotros tres nos quedamos mirándola fijamente, con gran curiosidad, pues ninguno la conocíamos ni sabíamos nada de ella, quizás ahora sería el momento de conocerla.

- ¡Hola, yo me llam... - Dijo Matt, alzando la mano a modo de saludo, pero fue interrumpido por un portazo de un chico pelinaranja.

- Vaya mieeeeeerda de clase. -Comentó el mismo que abrió la puerta mientras se reía a carcajadas.

La cara de todos nosotros era un poema, vaya forma de entrar, todos nos quedamos igual, con la mirada fija en el pelinaranja y su acompañante, que era su hermano. Yo a ellos dos los conocía, de hecho siempre la armaban todos los años que he estado aquí. El pelinaranja se llama Lyon. Siempre lleva el uniforme como le da la real gana, con el cuello desabrochado y la corbata algo mal puesta, junto a un pañuelo de cuadros que lleva en el pelo. Oí que este chico hizo que una alumna se suicidara hace unos años, todo por diversión. Y su hermano, el pelinegro es la mar de misterioso y se llamaba Ragna, no sé mucho de él, pero impone respeto. Lleva un parche con una 'T' blanca en él y varios piercings en la cara.

- Esto es un muerto. -Suspiró el moreno mientras miraba a la clase entera. Era curioso, por que a la peliblanca de delante no parecía sorprenderle, ella seguía a lo suyo.

Nuestra tutora entró en clase e intentó que todo aquello volviera a su orden y los hermanos acabaron sentándose en la fila de mesas de al lado, al fondo, al igual que nosotros. Era bastante divertido ver su actitud en clase, pues mientras Lyon dormía a pierna suelta, Ragna apoyaba sus piernas sobre la mesa, se le veía bastante cómodo, no sé si era la única, pero no podía parar de reírme.